Militancia online:
¿activistas de sofá o guerreros del ratón?

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El activismo de sofá o clictivismo, si prefieres una connotación más positiva del término, es una de las técnicas de marketing social más usadas hoy en día.

Sus defensores destacan las propiedades de viralización y la facilidad de cuantificación de resultados. Sus detractores critican la calidad de los mensajes y el bajo nivel de implicación del receptor.

¿Son efectivas estas técnicas para difundir campañas sociales? En este artículo repasamos las distintas técnicas que existen en la actualidad.


Sopa de letras

Bajo la denominación clictivismo agrupamos una serie de técnicas de apoyo, afiliación o denuncia que se realizan utilizando canales electrónicos. En realidad, bajo este término, nos referimos a distintas fórmulas de comunicación social con múltiples fines y públicos objetivos.

Slacktivism: poco esfuerzo y baja interacción con el grupo

En 2009, el psicólogo Colding Jorgensen creó un grupo ficticio en Facebook como parte de una investigación social. En el enunciado del grupo publicó que el ayuntamiento de Copenhagen tenía la intención de demoler la histórica Stork Fountain. 125 personas se unieron a la página el primer día y el número de fans creció hasta los 27.500 solo dos semanas después.

¿Activistas de sofá o guerrilleros del ratón?

¿Activistas de sofá o guerrilleros del ratón?

El experimento demostró que cuando el esfuerzo requerido es bajo, es fácil conseguir un gran número de seguidores para una causa social pero los miembros del grupo no interactúan de forma cohesionada y el control del grupo siempre reside en el creador.

Adaptando la causa a los gustos del público objetivo

Realizar campañas en redes sociales permite a las organizaciones convocantes cuantificar el éxito de la acción en tiempo real. Además, es un buen campo de investigación para diseñar mensajes que se adapten más a grupos con intereses específicos.

Los críticos del clictivimo señalan que uno de los problemas que tiene esta técnica es que, como los mensajes son testados y se analiza de forma tan precisa el comportamiento de los usuarios, se suelen realizar a menudo pruebas A/B para mejorar las métricas y se simplifican los mensajes para que sean más virales.

Defienden que se prima el resultado sobre el mensaje, de forma que la acción de sensibilización social es menor aunque el número de “comprometidos digitales” sea mayor.

Peticiones: firma aquí para cambiar el mundo

Las plataformas de petición de afiliación a una causa de forma libre y pública se han convertido en poderosos actores entre los canales de difusión de causas sociales.

Organizaciones como Amnistía Internacional pagan a change.org para alojar sus peticiones y otras muchas plataformas actúan como blogs y lugares de acogida libre y pública de peticiones de carácter cívico y reformista.

Combinando narcisismo, competitividad y redes sociales puedes recaudar 500 millones. ¿Recuerdas para qué causa?

Combinando narcisismo, competitividad y redes sociales puedes recaudar 500 millones. ¿Recuerdas para qué causa?

Muchos sociólogos señalan que el grado de compromiso es menor que en campañas de donación de fondos pues el activista de sofá tiende a pensar que “ya ha hecho su parte”. La satisfacción y la autorecompensa por la acción realizada le exime de contribuir de forma más activa.

Juegos para el cambio social: sensibilización a través de la consola

Cada vez tienen más auge los juegos online que pretenden sensibilizar al jugador sobre determinadas causas. El empoderamiento de la mujer, la lucha por la paz, la sensibilización sobre conflictos bélicos o las desigualdades sociales son los temas más recurrentes en este tipo de juegos.

Hashtagtivism

El término nació tras las protestas que se produjeron en 2008 con el hashtag #OccupyWallStreet.

El concepto es básico. Se difunde un término al mayor número posible de personas con el objetivo de que éste se popularice y sirva de catalizador para llegar a los medios de masas.

michelleObamaMuyTriste

Michelle Obama está muy triste y por eso pone morritos.

Hacktivism

El término es un tanto ambiguo y aunque muchos medios y autores lo asocian con el ciberterrorismo, otros explican el fenómeno como un simple uso de herramientas tecnológicas para lograr un cambio social.

Las formas más comunes de hacktivismo como el geobombing, los emails masivos o el crackeo de sitios web están enfocados a promover y sensibilizar sobre la libertad de expresión, los derechos humanos y, sobre todo, la libertad de información.

¿Debo usar éstas técnicas?

Está en manos de los comunicadores para el cambio hacer un buen uso de estas herramientas y evaluar cuáles de ellas se adaptan mejor a nuestros objetivos y grupos de interés.

¿Buscas sensibilizar sobre tu causa? ¿Llegar a los medios de masas? ¿Quieres recoger fondos? ¿Tratas de convocar a tu público de forma física? Estas técnicas tienen usos y públicos distintos.

La mayoría de los estudios se centran en el activismo de salón en contextos democráticos y abiertos. Sin embargo, el acto de dar un “Me gusta”, adoptar un avatar o un slogan como foto de perfil, puede ser un acto de desafío a la autoridad o, directamente, un acto ilegal, en muchos países.

En el mundo académico no hay consenso sobre el poder real de estas campañas. En lo que coinciden todos los estudios es que son técnicas que han llegado para quedarse.

Seamos creativos, aprovechemos cada canal de comunicación en función de nuestro objetivo, mensaje y público. Estudiemos bien el contexto y no olvidemos que, para producir un cambio de hábitos debemos ser didácticos y emocionar al mismo tiempo.

Referencias
Activismo de salón en Fundeu
Los grupos de facebook no son herramientas democráticas.
Cult of the Dead Cow: Los primeros hacktivists.
¿Qué es el geobombing?